Tal y como explican en su
página web, este jardín fue concebido a
mediados del siglo XIX gracias a la idea del
matrimonio Loring-Heredia de
crear un espacio natural con las especies más diferentes y exóticas que pudiesen existir, y que, por supuesto,
crecieran sanas y fuertes en tierras malagueñas. Para ello,
adquirieron multitud de terrenos colindantes, los cuales ya estaban poblados por almendros u olivos, entre otros. Pero, este exótico jardín malagueño
escondía algo más en sus entrañas, algo que le ha hecho único e irrepetible...
¡restos arqueológicos! Conscientes de su importancia, los mimaron y cuidaron en el ahora conocido
Museo Loringiano, bajo la forma de un
templete dórico construido sobre un mosaico romano que muestra las hazañas del gran Hércules. Pero,
si cabe subrayar un descubrimiento importante, ese es el
Lex Flavia Malacitana, el cual
recoge las leyes romanas imperantes en la ciudad de Málaga nada más y nada menos que en el
año 80 d.C. Fijáos si es importante este
hallazgo arqueológico ya restaurado, que
actualmente se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional para su exhibición.
Tras el fallecimiento del matrimonio, unos nuevos porpietarios, varias ampliaciones y algunos años de por medio, el Ayuntamiento de Málaga lo compró para su gestión y administración. Actualmente, este exhuberante jardín es uno de los escasos jardines botánicos de corte subtropical más importantes de Europa, que cuenta además de todo lo que ya he mencionado, con una Casa-Palacio, puentes se extienden por encima del pequeño arroyo y que conectan sus tierras, y numerosos caminitos que hacen de esta finca un precioso paseo para una tarde de sol, o, en mi caso, una noche de terror ;)
No os olvidéis de seguir sus novedades en su página de
Facebook, a la cual accederéis pinchando
aquí, y podréis disfrutar de maravillosas fotos como ésta que os muestro justamente aquí abajo.
¿Os atrevéis a continuar la visita?
Antes de nada, debo deciros que la calidad de las fotos es bastante cuestionable, teniendo en cuenta que era de noche y que mi expectación y atención se desviaban hacia mis alrededores, puesto que no sabíamos en qué momento aparecían personajes, se movían plantas o simplemente teníamos que salir corriendo :P
Comencemos, pues. Aquí os muestro el cartel que anunciaba la visita nocturna de terror, algo que (creo) es la primera vez que organizan; es más, me atrevería a decir que tuvo una gran aceptación, sobre todo entre familias, ya que ofrecían un precio bastante atractivo por el pack familiar (25 euros). Para adultos era un total de 10 euros, y para niños, jubilados y socios 8 euros. Me pareció que el cartel era de lo más acertado para la ocasión: temática, colores, tipografía... en definitiva, sin una buena promoción del evento no hubiera tenido el alcance que tuvo, ni seguramente su aceptación. Así que un punto positivo para ellos y su gran esfuerzo, el cual estuvo presente durante toda la visita.
Nada más llegar, mis expectativas se convirtieron en certezas, y de ahí que mi mente comenzara a preguntarse... ¿qué me deparará esta visita? ¿será tan terrorífica como prometían? Desde luego, el ambiente apuntaba a que sí: niños, jóvenes y padres juntos en una experiencia terroríficamente divertida... ¡todos disfrazados! Claro, teniendo en cuenta que Halloween no es algo muy celebrado en nuestro país (aunque cada vez más) me esperaba que los asistentes no quisiesen ir disfrazados, sino que preferían disfrutar de la experiencia como si fuese un día normal. Pero lo cierto es que no lo era. En mi opinión, para poder sumergirse y ser uno más de los personajes que habitaban el jardín esa noche, debía disfrazarme para pasar desapercibida, y así disfrutar de la experiencia desde lo más profundo que es su origen.
A partir de aquí, a nuestro grupo nos dejaron con el primer guía de la noche:
el mayordomo de la Casa-Palacio de los Loring.
Candelabro en mano, nos fue guiando y enseñando el por qué de la situación de cada árbol, y por qué había llegado a ser lo que era.
Raíces malévolas, muertes inesperadas, espíritus que soñaban con un futuro mejor... todo localizado en un mismo lugar. Como él mismo decía, algo así como que
los años felices dieron paso a la penumbra de sus sombras... Cada árbol era un alma despiadada que añoraba las risas y felicidad de una vida pasada. Lo que más me gustó de esta primera fase es
la adaptación de la visita a un discurso espeluznante, espantoso y terroríficamente interpretado (en el buen sentido, claro está). Todo el discurso tenía conexión con lo oscuro.
Mi expectación fue mayor si cabe cuando el mayordomo-guía nos abandonó para que fuésemos nosotros los propios guías de la visita. Subiendo las escaleras, nos encontramos con la imponente Casa-Palacio, adecuadamente decorada para la ocasión: contraluces, calabazas, y algún que otro brazo perdido. De repente, vemos como se asoma una dulce niña con su peluche, y nos dice que quiere buscar a sus amigos, que se han perdido jugando al escondite... así, comenzó la segunda parte. Entramos en el edificio antiguo, con un enorme patio interior lleno de calaveras y velas. Aquí pudimos disfrutar de lo que esconde esta casa, sobre todo de su biblioteca, la cual guarda un mobiliario del siglo XIX que parece intacto. Y os preguntaréis... ¿dónde quedó el terror? Para más susto, os diré que dentro de esta hermosa casa, concretamente en los pasillos superiores, se podían ver cada dos por tres personas asomándose, andando despacio cual alma en pena, mientras la niña nos hacía creer que no había nada, que eran ilusiones nuestras... espeluznante, ¿eh?
Ya inmersos en la mitad de la visita, y sobre todo en la historia que los personajes-guía nos transmitían, nos encaminamos hacia un camino cubierto en el que el espíritu del jardinero con la motosierra, que murió mientras intentaba derribar el arbol del mal, parecía que venía hacia nosotros. La niña, que ya sufrió bastante por su culpa, salió corriendo y nos recomendó que siguiésemos un camino concreto, y así hicimos. Pudimos disfrutar de unos minutos a solas en el grupo mientras todos juntos andábamos por ese camino, observando la naturaleza viva a plena luz de la luna. Pero... ¡¡cuidado!! Llegó el mismísimo Drácula para desmontar la leyenda de su origen, haciéndonos creer que ha vivido siempre escondido tras los laureles del Jardín Botánico.
Y así, de repente, nos plantamos en la última parte de nuestra visita, con un vampiro-guía muy ingenioso y ameno, sobre todo cuando tenía que hablar de sus menesteres no acabados en el Jardín, mientras nos cruzabámos con algún que otro cuerpo ensangrentado. Esta fue la parte más histórica de la visita, puesto que llegamos al Museo Loringiano y sus restos arqueológicos, los cuales ponían ante nosotros milenios de historia en una misma situación espacio-temporal.
Como ya he adelantado en la introducción, este pequeño edificio de corte clásico fue construido para preservar el mosaico de su interior. Además de todo ello, una réplica del Lex Flavia Malacitana se encuentra aquí también. Aunque de noche no se apreciara bien, fue muy interesante observar y recordar todos estos hechos históricos de nuestra ciudad, algunos de los cuales no era consciente de su existencia, pero que sin duda me han parecido fascinantes por la información que recogen. Como podéis observar en la foto, tanto el exterior como el interior del Museo estaban llenos de velitas, telarañas o calaveras. Tal y como dijo nuestro Drácula, había que aprovechar una oportunidad como esta, ya que es única para ver el Jardín Botánico tan vistoso y bonito a la luz de las velas. Algo irrepetible, al menos hasta el año que viene ;) De paso, también nos mostró un curioso banco en forma de semicírculo y hueco por dentro, que se llamaba el Banco de los Secretos; le debe su nombre a que, antiguamente, se colocaba una persona en cada esquina del mismo, se agachaban y susurraban a la piedra, transmitiéndo esta el sonido hacia el otro lado en el que se encontraba la otra persona. Como dato curioso, la noche tuvo un punto de ternura, cuando una
pequeña brujilla le regaló al vampiro-guía un dulce para que el sabor de
sangre al que está acostumbrado se le endulzara... ¡si es que hasta el ser fantástico más horrible tiene su pequeño corazoncito!
Y, con ganas de más, ya que me sabió a poco la visita... ¡se acabó! Como ya he dicho, fue corta pero intensa, y quisiera agradecer desde aquí el esfuerzo y empeño puestos en esta visita tan alternativa y diferente para personas que, como yo y muchos más, elegimos el lado cultural y atípico en noches como esta, ya que lo normal, establecido y común nos sabe a poco... Os lo recomiendo enormemente a todos aquellos que, como yo, sabían que
existía pero nunca encontraron el momento de ir. Ahora me doy cuenta de
la variedad y la belleza natural que me perdía.
Para que veáis el alcance de la originalidad e inconformismo de sus organizadores, que siempre intentan dotar a su público de las mejores ideas culturales basadas en el Jardín Botánico, justamente ayer, día 1 de noviembre, organizaron una visita halloweenera para las mascotas y sus dueños... con un requisito obligatorio: ¡traer a los perritos disfrazados! ¿Puede haber un plan mejor para los amantes de la naturaleza y las mascotas? ¡Sin duda yo creo que no!
Espero que os haya gustado este post, el segundo para mi sección de cultura y uno más para el blog en general. No dejéis de seguir mis novedades, tanto aquí como en Bloglovin, GFC, G+ y Twitter. Para acceder a todos estos perfiles del blog en la red, solo tenéis que pinchar en las opciones de la parte izquierda, muchas gracias!! :)
¡Hasta la próxima, darlings!
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